A Sofía la decepción le pudo más que el amor que sentía por él. Se marchó una tarde tras prometerle que se verían en unas semanas, pero ella sabía que se marchaba para siempre. Fran se volvió loco al no encontrarla. Su vida se hizo añicos y solo salió de ese estado con la promesa de que un día la encontraría y le pediría perdón. Casi cinco años después, la vio paseando y abrazando a otro, y llevaban a una niña pequeña en brazos. Su vida se derrumbó de nuevo, pero siguió buscando su paradero. Necesitaba pedirle perdón para perdonarse él. Lo que menos se esperaba era que, en una fiesta de trabajo, se encontrarían frente a frente. Paul se había enamorado de ella en el tiempo que estuvo ayudándola. Estaba dispuesto a quemar hasta el último cartucho por retenerla a su lado.