Corazones desnudos es un libro teñido con tintes eróticos. Lo miramos de soslayo. Seguramente, los lectores vivencien de antemano la disyuntiva interior, entre leer y sentirse identificado con lo leído, o no leer, para evitar el contagio, la tentación. Seguramente, opten por leerlo en secreto, y luego, correr al encuentro de alguien con quien compartir lectura.
Los tabúes caen como barrotes que segregan y dividen. Separan a una persona de otra. A un cuerpo de otro cuerpo, al cuerpo del placer, al placer del corazón. Sin proponérselo, provocan la transgresión del corazón, que aparece sin piel, tanto como el cuerpo despojado de vestimenta.
Desnudarse, va más allá de la mera exhibición. Es un acto de valentía y entrega. No hay en un cuerpo nada más seductor que un corazón desnudo. Los corazones desnudos se pasean por las páginas de este libro, sin reprimirse.
¡Seducen y erotizan!
Surge así, una segunda oportunidad para el amor. Se reactiva la atracción perdida, olvidada o apagada. Se reavivan las ascuas dormidas, devolviéndoles luz y calor; embeleso y atracción; deslumbramiento y excitación.
Inevitablemente, estos cuerpos se desvisten para mostrar sus corazones desnudos.