¿Porqué millones de personas no tienen dudas sobre la existencia de un ser superior, con poderes sobrenaturales, que da sentido a su vida y además les asegura una existencia eterna en el más allá? ¿Porqué a lo largo de la historia se han ido estableciendo infinidad de religiones, en muchas ocasiones complementándose o reemplazánse unas a otras, preconizando el bien social y a la vez obligando a los humanos a creer en el cielo, el infierno, el pecado o la redención? ¿Cómo es posible que unos pastores nómadas, mediante el boca a boca, ya que no existía la escritura por entonces, que trasmitieron de generación en generación durante cientos e incluso miles de años las revelaciones de su Dios, sean los escritores más leídos en la actualidad? Historias engalanadas con bellos decorados celestiales y con grandes héroes mitológicos han sido, sin duda, el mejor instrumento para dar fe que, tanto el Tanaj hebreo, como la Biblia cristiana y el Corán musulmán, libros todos inspirados por Dios, son los textos que legitiman las normas morales y de conducta de gran parte de la sociedad actual. Pero ¿Cómo y cuando nació toda esta literatura ficticia y mitológica, sustento de las principales religiones monoteístas? A medida que vayamos avanzando en los procesos de implantación de las religiones primitivas, probablemente podremos hacernos una idea de todo ello. Además en esta obra vamos a poder comprobar lo que de cierto tiene aquello que defienden las diferentes iglesias cristianas, cuando afirman la falta de error o de fallas en las Sagradas Escrituras—la inerrancia bíblica—, ya que según dogmatizan, al ser inspiradas por Dios mismo, siempre dicen la verdad y nunca se equivocan. Algo, por otra parte , que también se enseña en las sinagogas judías y en la mezquitas musulmanas, en este último caso hablando de su libro «El sagrado y noble Corán».