La llamada del campo es a veces irresistible. Oler la tierra recién abierta por la reja del arado, sentir la alegría de los perros al verte, corriendo a tu encuentro, observar al sembrador esparciendo ritualmente la simiente en la barbechera, oler el mineral en el aire, dejarse envolver en el silencio y en la luz dorada de la tarde, contemplar las sombras apoderándose de los valles y barranqueras, escuchar en la lejanía las esquilas de los rebaños de ovejas volviendo lentamente a la majada, tentar otra vez la bota de vino y la fiambrera sentados en el orillo del bancal, observar la geometría de los surcos en la pieza recién sembrada…
Nadie escucha ya el rumor eterno del río entre las piedras. El agua pasa de largo sin regar los huertos ni mover la aceña. El trujal no da aceite. Las ramas de la higuera penetran por las ventanas de la casa. La iglesia se ha quedado muda sin campanas. Queda la belleza esencial de las ruinas, que encierran el alma invisible de los pueblos abandonados…
CRÓNICAS RURALES es la crónica de un tiempo, unos lugares y unos personajes en los que todos, de una u otra forma, podemos ver algo de nosotros mismos: el mundo de la civilización rural.