El autor, siguiendo con su particular estilo de escritura, presenta una colección de poemas en los que las reflexiones sobre la cotidianidad, con sus certezas y con sus dudas, van hilvanadas con el tiempo que, como un ingrediente mágico, está literalmente presente en muchos de los poemas y en otros sirve de trasfondo para su exposición, su desarrollo o su desenlace. Sin que falte la nostalgia, que suscita ese mismo tiempo, envuelta en empatías y en su universo realista unas veces y simbólico otras. Y la tristeza y el destino, la añoranza y la certidumbre se deslizan entre los versos como en su propio medio, donde la cavilación se entremezcla con el hálito opresivo de lo irreparable y vencido, de lo trágico y prescrito, para dar forma a la idea y al sentimiento, a la plenitud o al desasosiego que se desgaja de la experiencia en el oficio de vivir.