Vivimos en una sociedad orientada a la felicidad, al logro, que anhela siempre ir a mejor, muy poco acostumbrada a entrar en contacto con el dolor y la pérdida. En el momento en el que tienes algo ya puedes perderlo. Arriesgarse a amar significa arriesgarse a sentir necesidad del objeto amado y que esta quede insatisfecha. ¿Renunciamos a amar, a vivir, por temor al dolor? ¿Cómo es ese amor que va más allá de querer, de poseer, de obtener algo en la relación? ¿Existe la posibilidad de seguir amando tras la muerte?
Este libro muestra la escala de colores, los tonos y texturas de una pérdida. Cómo, desde la oscuridad total, podemos percibir con más intensidad la luz que nos habita. Habla del amor en todas sus formas. Del amor romántico, del amor como refugio, de su idealización, de la manera en que creemos encontrar en el otro todo aquello que no podemos aún proporcionarnos a nosotras mismas. Habla de la maternidad, de la feminidad, de la imagen del hombre como salvador y de cómo la tribu nos sostiene. Habla de la ilusión y del miedo, del trauma y el empoderamiento. Es un libro honesto, lleno de contrastes, donde todas las emociones surgen, se reconocen y tratan de ser atendidas. Un viaje hacia una reconstrucción de la identidad tras la pérdida. Un viaje hacia la esencia de la vida comprendida a través de la experiencia de la muerte.