Cuánta vida da la muerte es la historia de varias generaciones de mujeres junco que luchan por sobrevivir a las miserias de la posguerra, primero, y a las de la modernidad después. Madres, hijas y nietas unidas y separadas a la vez por un secreto familiar que hace que se tambaleen las convicciones y las lealtades más añejas. De todo ello es testigo un personaje mudo, pero relevante: Granada. Una ciudad que estrecha sus calles cuando se encoge el alma de los personajes o que amplía sus horizontes, acogiendo, como lo hiciera durante siglos, a culturas de otros países que permiten a Cecilia y Raquel agrandar sus expectativas. La autora nos va desgranando la novela con unos magistrales diálogos que imbrican los ecos del pasado con las voces del presente, y que dan a la obra ligereza, frescura y autenticidad. La presteza de los coloquios se calma con unas preciosas descripciones que embellecen el contexto y ponen el punto poético y reflexivo a la narración. Ningún lector podrá mantenerse indiferente a esta historia ni a la forma que la autora ha elegido para contarla.