Terminados sus estudios de Ingeniería, el narrador se zambulle en el mundo del trabajo. Comienza su singladura en una centenaria empresa del sector cerámico, modesta pero bien organizada. En plena actividad en la fábrica de cerámica, y con proyectos importantes en curso, el grupo de empresas para el que trabaja lo destina a una factoría de vidrio recién adquirida, en la que se están produciendo todo tipo de problemas. Satisfecho su periodo en el sector del vidrio, es llamado al de la transformación metálica, donde continúa su formación sin fin. Cuarenta estaciones narra el día a día de las fábricas de cerámica, vidrio y transformación de metales, visto desde los ojos de un ingeniero «recién» titulado. Conceptos técnicos y experiencias humanas se trenzan en un todo apasionante, imposible de olvidar.