Durante siglos, las sociedades han sido dirigidas habitualmente por varones. Sin embargo, esta dinámica que hoy afortunadamente se está rompiendo ha tenido excepciones en el pasado. Estas excepciones no son numerosas, pero sí son tan relevantes como injustamente poco conocidas o valoradas. Me refiero a mujeres excepcionales que tuvieron el enorme mérito de actuar brillantemente en las funciones a las que aspiraron y desempeñaron, funciones que habitualmente eran desarrolladas por hombres. Pero sumando que, para conseguirlo siendo mujeres, debieron esforzarse y sacrificarse mucho más que los varones, rivalizando con ellos para abrirse paso, un mérito no siempre explicado y reconocido.
Mi intención es mostrar que la Historia también puede explicarse desde el protagonismo de la mujer, a diferencia de lo habitual que otorga al hombre el lugar de privilegio. Para ello, utilizo como hilo conductor a cuatro reinas extraordinarias, cuatro protagonistas de la Baja Edad Media Española con enormes virtudes: Urraca I, fuerza, rebeldía y capacidad de lucha; María de Molina, inteligencia dotes diplomáticas y honradez; Juana Enríquez, astucia, tesón y decisión, e Isabel «la Católica», ambición, determinación, talento y visión de futuro.
Esta obra es un sencillo, pero emotivo y sincero reconocimiento a cuatro mujeres que marcaron una época con su inteligencia, talento, rebeldía y pertinacia. Cuatro mujeres que constituyen un ejemplo de superación y fortaleza. Es un reconocimiento a su valía y una demostración de que la Historia también puede y debe explicarse a partir de la obra de mujeres extraordinarias.