No es infrecuente que un estudioso de los hechos históricos, preocupado por reflejar de la manera más fiel y contrastada lo acontecido en el pasado, un día decida dar rienda suelta a su imaginación y, prescindiendo de la escrupulosidad de sus métodos de trabajo, dé paso a su fantasía —refrenada durante muchos años por mor de su sometimiento a las reglas de la investigación rigurosa— para cultivar el relato, el cuento; es decir, que deje a un lado su condición de historiador para convertirse en contador de historias (con minúscula) que solo existen en su mente.
Es el caso de Juan Antonio Alejandre, quien un año antes de editar este libro decidió probar una nueva línea como escritor, ya en el terreno de la ficción, publicando en Círculo Rojo algunos de sus relatos, hasta entonces solo dados a conocer en su ámbito más próximo. Ahora, animado por aquella primera experiencia, vuelve a ofrecer nuevas historias, algunas muy conectadas con las de su anterior libro, porque, como en aquel, el mundo rural de hace décadas sigue atrayéndole como espacio propicio para situar en él episodios imaginarios, aunque junto a ellos en este caso añade otros que muy bien podrían centrarse en nuestros días e incluso en un tiempo futuro.
Por las páginas de este libro deambulan personajes entrañables, insólitos, ingenuos, misteriosos, creativos, surrealistas y, en algún caso —«Supervivientes de la nada»—, un amplio elenco de individuos que ojalá hubieran existido y hubieran dado vida a los episodios que aquí protagonizan, en contraposición a algunos seres fatuos, arribistas y falsarios —que aparecen en «Caminos cruzados»—, prototipos de sujetos nada ejemplares.
El lector puede apreciar cómo en los cuentos y en las historias que aquí se reúnen, aunque de temática muy dispar, existen elementos comunes que no solo se advierten en el propio estilo narrativo del autor sino también en su peculiar capacidad para dotar a la mayoría de sus relatos de una aparente verosimilitud, aunque todos ellos pertenezcan puramente al mundo de la fantasía.