Cuentos inconscientes es un experimento personal en el que la autora, inspirada al principio por la obra de un pintor abstracto, comienza a interpretar esas pinturas con sus palabras imaginándose dentro de ellas y siendo protagonista activa de colores y formas que le parecieron intrigantes, enigmáticas y, en algunos casos, oscuras, lo que actuó como detonante de un volcán de letras expresadas en forma de ritual creativo. Otros cuentos provienen de los cajones de la memoria, un trasplante del pasado hacia el presente, una expresión de lo que ya no es ni será posible. Otros cuentos vienen de estados alterados de la realidad circundante. Otros vienen del viaje a un lugar estrambótico, único, donde la sensación era la de estar en otra dimensión y darse cuenta, al mismo tiempo, que estaba aquí y ahora. El reto para la autora es hacer público un contenido íntimo que tiene que ver con sus profundidades, reconociéndose en esos relatos, aunque en lo personal no le interese admitirlo. El lector debe ser paciente al leer algunos textos sin pausa o aquellos que caen en las arenas movedizas de lo irracional, sobrepasando lo real. La segunda parte de Cuentos inconscientes es una muestra de amor simple por esa ciudad que fluye en la sangre y palpita con el corazón de Laura Ramírez: Caracas.