Si escribir te asoma a un abismo, ¿somos valientes los poetas?
A lo largo de toda mi vida he buscado la manera de sentirme escuchada con la ilusión de abrazarme a consejos y miradas. Sin embargo, ¿quién otorga hoy ese privilegio?
En mi caso, la única que ha sabido darme los mejores consejos, enseñanzas, castigos y miedos ha sido la poesía, eterna amienemiga, siempre presente cuando más lo necesito.
Y no falla.
Este libro es una encrucijada de palabras, frases y uniones a veces incomprensibles que buscan esconderse entre metáforas cargadas de alma que duele comprender, pero, como un sabio Voltaire dijo en su día, «la poesía es imposible traducirla, y es que, ¿acaso la música necesita traducción?».