Don Esculapio se las prometía felices cuando Cuki llegó a su vida.
—¡Qué bien! —le dijo a su esposa—. ¡Un perro! Cuidará de nuestro hogar y nos protegerá de ladrones y pelmazos.
El problema es que a Cuki solo le interesa vigilar el frigorífico (nada entra ni sale de ahí sin su conocimiento), de modo que se les suele colar en casa el pesado de don Genaro Petrusco. Aparece a cualquier hora y en cualquier lugar: en la fregadera o dentro del azucarero, debajo de la mesa o encima de la cama… ¡Y todo para obligar a nuestros amigos a viajar con él en su dichosa máquina del tiempo! En esta ocasión, conocerán a personajes como Carlomagno, Cristóbal Colón, los Reyes Católicos… ¿Los acompañamos?