El presente escrito responde a una serie de vivencias —que testimonian algunos episodios de mi vida—, las cuales dejaron su lacre en mi memoria y han sido recopiladas a lo largo del tiempo con la intención de servirme de guía. Lo que en ellos se revela solo a mí corresponde, y una levísima nota de vanidad pudiera hacerme pensar que también podrían servir como asidero para otros. Dejo en manos del destino algunos trazos de estas experiencias inolvidables.
[….] No persigo el desasosiego ni tengo interés en desamparar la conciencia de las amorosas manos de la cordura, pero una irresistible sensación de aislamiento lacera mi alma entre las vivencias de una muchedumbre que corre aturdida hacia el precipicio, con el consuelo de un hedonismo de alcanforadas flores de tela…
….Yo solo puedo conservar el cofrecillo donde el amor pervive y rogar a mi conciencia que no sea demasiado lacerante. Si hay un equilibrio final espero que mi dolor condone mis deudas. Mi último presente se llevará consigo las liturgias que llenaron mi vida, y no todas formaron un altar de adoración; entonces habitaré otras moradas donde no sea necesario el holocausto……
…Al final del camino cuando la vida se da por perdida y la nostalgia sólo puede endulzar la oscura realidad, aquella realidad que no alcanza a comprender el misterio de la armonía, aquella que no se encuentra unida al silbo de la ocarina, aquella que ha sido pulida frecuentemente por la alaria del destino, me reconforta la idea de dejarme llevar en las andas del olvido entre los sauces y los tejos que pueblan mi memoria. Mi cuerpo en la tierra ensombrecida por la esperanza muerta, solo será el pálido testimonio de un pasado fugaz e imborrable, del anhelo desesperado por morar en el ser que fui y no en su sombra devastada…..