Cuando una guerra lo destruye todo y la paz no ofrece nada. Cuando la pasividad es el arma que te destruye.
Entonces sólo queda un camino, revelarse con el impulso del corazón, liberar la palabra, liberar los pensamientos con la fuerza del amor de la amistad de la alegría de la felicidad de la paz.
A mediados de los noventa comencé a escribir estos poemas, fue una época de guerra y cautividad en Europa, tanto para personas como para las palabras y pensamientos. Han pasado dos décadas y la situación no ha mejorado ni para las personas ni para la palabra y el pensamiento. ¿Donde queda la alegría, la amistad… El amor… La paz?