Los poemas son para releer, su interpretación se modifica con el tiempo según nuestras circunstancias, con el transcurso de los años entendemos mejor cada verso porque están hechos de experiencias y de transformación; sin embargo, tras ese cambio no dejamos de ser nosotros mismos, esencia de imaginación, realidad y rimas: todo lo que llevamos dentro, lo que no se ve ni se toca y lo que realmente importa.
Ciento seis poemas que transmiten pensamientos, sentimientos y sociabilización: haikus, sonetos, versos libres y poesía visual de triángulos armónicos distribuidos en cinco capítulos tan cotidianos como nuestros sueños. La autora pone a descubierto su memoria emocional para medir nuestra capacidad empática como lector y nos invita a divagar sin perder la armonía de la coherencia.