Cruzaron el Océano Atlántico y el Pacífico, el Mar de Tasmania, el Océano Antártico y el Índico, el Mar Arábigo y el Mar Rojo. Se pasó por el Estrecho de Gibraltar, el de Magallanes y el Canal de Suez navegando a través del desierto. Cruzaron el Ecuador, el Trópico de Capricornio y el de Cáncer, el Meridiano de Greenwich y, finalmente, el Antimeridiano de Greenwich, también conocido como la Línea Internacional de Cambio de Fecha que permitió, saltando un día, viajar en el tiempo. Exploraron los tesoros de nuestro mundo justo hasta el 10 de marzo en Wellington. Luego, hubo que enfrentarse a la realidad y abandonar un hermoso sueño. Una dura realidad que en el mundo ha alejado y aislado a las personas a causa de la COVID-19. Mientras que a bordo de MSC MAGNÍFICA, todos, huéspedes y tripulación, estuvieron más unidos que nunca. Y gracias a este nuevo espíritu de fraternidad, todos afrontaron el largo retorno como una gran familia. Una familia compuesta por huéspedes y también una tripulación que, a pesar de estar lejos de sus seres queridos en aquellos difíciles momentos, trabajaron incansablemente, sin perder nunca su sonrisa. Una sonrisa que permanecerá en la memoria de todos como el recuerdo más hermoso, incluso después de este largo viaje.