Ana Belén se encontraba en la conocida etapa del nido vacío. Sus hijos dejaron la casa al mismo tiempo sin darle la oportunidad de experimentar su ausencia de poco en poco. De repente, la casa se convirtió en un gran eco. Sin embargo, la alegría en el rostro de sus hijos la hizo tragarse su dolor y sus lágrimas. Sus sentimientos eran contradictorios: tristeza y orgullo a la vez, pero sobre todo una gran soledad y un vacío que no sabía cómo llenaría. En este estado tan convulso, decide mudarse con su esposo, dejando así la Suiza de habla alemana a la francófona.
Ahí encontraron un pequeño ático con una vista impresionante al lago de Lemán, empezando una nueva historia. Ana Belén se preguntaba: «¿y ahora a quién voy a cuidar?». «Un perro», pensó, y al instante reflexionó y se dijo: «a mí misma». Inmediatamente, con la fuerza y determinación que la caracterizan se dirigió a la biblioteca de su nueva ciudad, Vevey, encontrando un anuncio que decía: grupo de escritura y lectura en español, uniéndose a él. El grupo de pintura llega con una nueva amiga uniéndose inmediatamente, llenando su vacío, reencontrándose y renaciendo. Es así como nace este libro.
Si estás buscando llenar un espacio repentino, renovarte y romper tus miedos, este libro es la mejor manera de empezar a redescubrirse y disfrutar de ti por medio del arte.