Me gustaría decir que el libro que el lector tiene entre sus manos contiene el relato de cómo surgieron ciertas ideas que poco a poco fueron creciendo. Pero, quizá, ese relato haya quedado oculto por las diversas adiciones y correcciones acaecidas con el paso del tiempo. Sin embargo, las ideas que provocaron su nacimiento persisten.
El punto de partida lo constituye el convencimiento de que conocer consiste en la tarea humana que hace frente a lo desconocido, sin que por ello lo dado por conocido pierda su carácter originario de algo ignorado. Este hacer frente a lo que se ignora quedará comprendido como la tarea de otorgar o atribuir valor a aquello que se ignora: apreciar o estimar lo que se ignora (sin dejar por ello de ignorarlo). En consecuencia, la tesis principal podría resumirse con las siguientes palabras: toda comprensión, como acontecimiento vivido, conlleva inherentemente un entramado implícito de valores otorgados para hacer frente a lo desconocido.
Como consecuencia de esta tesis principal el libro se divide en dos partes:
La primera, el libro I, consiste en la indagación acerca de qué se comprende por valor, qué o quién constituye el origen de estos valores y cómo emergen, para acabar proponiendo una serie de valores, tales como la unidad, la presencia, el ser, la identidad… En definitiva, trata conceptos tradicionales de la filosofía desde el punto de vista de la estimación o valoración.
La segunda parte, en coherencia con la tesis principal, consiste en una andadura del autor por los primeros pensadores (Tales de Mileto, Anaximandro, Heráclito de Éfeso, Parménides de Elea, Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontinos y Sócrates) en busca de lo valioso albergado en sus palabras que perduran. En esta parte, descubre a los pensadores jónicos sostenidos por lo que ha venido a denominar una «gramática de los valores» frente a la cual surgirá a partir de Parménides la «gramática del ser». El autor encuentra como resto de esa «gramática de valores» (posterior a Parménides) lo que ha denominado la «filosofía de la ignorancia» y engloba bajo este epígrafe a Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontinos y Sócrates de Atenas (al cual lo comprende distanciado de las tesis de Platón y su mundo de las ideas sustentado por una «gramática del ser»).