Un vacío oscuro en el que no veías salida por culpa de tus ojos vendados.
Día tras día, el fondo en el que estabas metida se hacía más profundo hasta el punto de caer en la profundidad más oscura sin salida.
Salir fue tu más complicado logro, y la recaída tu peor pesadilla. Sabías que un paso en falso acabaría
con todo y que el más pequeño error durante el trayecto te perseguiría durante toda la vida.
Pero tuviste que arriesgarte para poder encontrarte.
Tenías la cima a pocos pasos de ti para poder estar bien, casi a tu alcance, pero la cabeza te la volvió a jugar y recaíste en un bucle constante.
No obstante, esta vez era distinto, sabías a lo que te enfrentabas y eras consciente del camino que debías seguir para poder salir. Y eso hiciste, luchaste contra ti misma, contra todos esos pensamientos que te rondaban la cabeza, y tras un largo camino, llegaste hasta donde estás ahora, aun sabiendo que todavía falta mucho para crecer y avanzar.