Este poemario contiene momentos muy intensos de la vida del autor, desde el campo de trabajo en los medios audiovisuales como documentalista, su programa de gran éxito en Asturias “Miradas de Asturias” donde en cada uno de los finales hace que cada uno de los concejos asturianos tenga un poema dedicado exclusivamente a ese lugar, a esa tierra y a sus gentes.
También hay momentos tristes donde habla de la enfermedad y la muerte, cosa que el autor pasó por ello y sobrevivió, dejando una huella intensa que hace que su prosa poetizada se entrelace entre la vida y la muerte.
Los arquetipos de la familia son, para el autor, una parte concadenada de su alma, de su “animus” donde expresa con profunda emoción lo que siente, tras haber sufrido y vivido, lejos de ellos.
En medio de su camino, ha vivido el bombardeo de Trípoli, la muerte y la destrucción, el llanto y el desconsuelo, ahí combina su mirada ante el mundo, ante la gente, ante la política, con sus letras y palabras, consiguiendo una serie de estrofas donde, sin métrica ninguna, revela una realidad que esta por encima de las poesías clásicas.
En ningún caso pretende hacer una poesía donde brille la literatura clásica, sino al contrario, es una forma de hablar con el corazón y el alma sin que por medio, medie la métrica clásica y si, la lengua que habla el pueblo.
Tierra, alma y corazón es en resumen lo que él siente expresado en letras, descrito con sus ojos, escrito con su sangre hacia los suyos, la familia, los desposeídos, el pueblo.
Su poeta preferido es Miguel Hernández, el poeta del pueblo, como el dice “ Tendría que nacer mil veces para ponerme a su altura”. Intenta llenar el vacío del papel blanco con una forma cercana a él.
Si realmente se puede conocer a alguien a través de sus escritos es a este hombre que nunca quiso doblegarse ante nada ni nadie.