Yassa y su familia viven en un barrio humilde de Mansa. Su familia se ve afectada por una gran crisis económica debido al cierre de la mina que les ayudaba a cubrir sus necesidades. La desesperación ante la crisis incrementa la violencia en la casa de Yassa. La escasez de recursos dificulta cada vez más la relación de sus padres. La violencia y las peleas generan mucho miedo e incertidumbre. La situación se vuelve más insostenible cuando pasan los años.
Su padre, al no encontrar consuelo ante terrible situación que padece, se hunde en el alcohol y deja de cumplir sus obligaciones como padre de familia. Sin embargo, los desafíos no se detienen. Antes de cumplir la mayoría de edad, Yassa experimenta las peores crueldades de la vida, dos personas que quiere pierden la vida en sus manos, y ella tiene que vivir con ese dolor. Cada vez los desafíos son más difíciles para Yassa y sus hermanos, pero esas circunstancias promoverán más el deseo de Yassa de superar todas las adversidades que le ponga el destino. Moverá cielo y tierra para dar a sus hermanos todo lo que sus padres no pudieron darles. Confía en que su desierto algún día tendrá agua y nadará en la orilla mirando las estrellas que ahora la acompañan.