Este libro es fruto de la curiosidad. Contiene una serie de relatos breves, nacidos de la observación diaria, por algo tan común a todos aquellos que les gusta escribir: “La curiosidad pone en marcha la imaginación, y la imaginación pone en marcha, a su vez, la creatividad”.
En su deambular circunstancial por la vida de la ciudad, el autor ha tenido la oportunidad de ser espectador curioso de pequeños acontecimientos o ha podido contactar con ciertos personajes insignificantes, casi irreales a veces, a los que, luego, ante el ordenador, ha sabido revivirlos y darles forma, más o menos acertada, a través de la imaginación.
El temario de los relatos es diverso o, más bien, totalmente diferente entre sí. No obstante, están en ellos el dolor, los sueños, el amor, el odio, las obsesiones, la casualidad, el destino, etc., que, con su fuerza, terminan conduciendo a los protagonistas a finales, a veces, totalmente inesperados.
Si algo tienen que ver estos relatos con la realidad, son tan sólo esos flashes iniciales que lograron provocar la curiosidad del autor.