Segunda mitad del tercer milenio. Los supervivientes de las pandemias y el hambre de principios del milenio intentan sobrevivir aislados del resto del planeta, ajenos a la crueldad que caracterizó a los individuos de su especie desde su aparición en un traspiés más del proceso evolutivo. Un niño solo contempla absorto la naturaleza que lo rodea. Ha sido expulsado de la ciudad del gran muro en la que nació y donde ha transcurrido su infancia confinado. Condenado a la desaparición por aquella sociedad de la que procede, el azar tiene reservada una nueva oportunidad para él.
Un papel perdido en la ciudad ignorada da paso a una ficción que pone el acento en el dolor causado al planeta por la especie humana durante miles de años, una especie despiadada en la utilización del diferente para su supervivencia y placer, y ahora aterrorizada ante la creencia de su posible desaparición como consecuencia de esa misma crueldad.