Cada segundo, miles de millones de personas toman infinitas decisiones que alteran el transcurso de la vida. Viajan, se encuentran, se separan, se desordenan. Hacen que todo suceda tal y como sucede.
Es inmensa la cantidad de historias que se podrían escribir, pero solo una llega a hacerse realidad, solo una llega a existir. La probabilidad de que algo ocurra es tan pequeña que todo lo que vivimos se convierte en un suceso extraordinario, en un día de coincidencias. Estos días son la evidencia de que todo puede suceder, de que no hay nada que no podamos escribir, de que podemos romper cualquier imposibilidad.