Diego tiene cinco años, pero parece más pequeño. Todavía no habla con fluidez, se toma su tiempo para aprender, pero eso no le impide comunicarse con el mundo a su manera. Su historia, contada con ternura y humor, es el testimonio de una familia que lo recibió con los brazos abiertos desde el primer día.
A través de las voces de Diego, sus padres y hermanos, este libro nos sumerge en la experiencia de criar a un niño con Síndrome de Down sin dramatismos, pero con la honestidad de quien sabe que la vida no siempre es fácil. Entre consultas médicas, pequeños logros cotidianos y anécdotas entrañables, descubrimos el amor incondicional que sostiene a Diego en cada paso de su camino.
Es un relato luminoso, real, sin edulcorantes, que desarma prejuicios y deja una huella profunda. Porque Diego, con su sonrisa y su esfuerzo, nos recuerda que lo verdaderamente importante no es el ritmo, sino el trayecto.