Habíamos dejado a Tinguaro anunciando la llegada del Paraíso. No se equivocaba, solo que faltaba una gran batalla, la batalla final. La guerra está ganada porque la luz ya venció, pero la cruel despedida del mal necesita ser comprendida para que no perdamos el optimismo, un optimismo de certeza que nos llevará a la victoria. El autor, acompañado de su inseparable hermano de alma, Michael, nos da las claves finales, como siempre desde el fondo de su corazón. ¡Feliz entrada en la Quinta Dimensión!