Tal y como venía ocurriendo en los últimos años, el abuelo, en previsión de posibles problemas futuros como consecuencia de la inquietud que lleva la sangre en las venas de la gente menuda y no tan menuda, había encontrado la manera de apaciguarlos un tanto, explicándoles con sendos ejemplos que todo o casi todo en esta vida tiene una explicación más o menos lógica; y por ese motivo, cada vez que sus nietos tenían algún problema o alguna duda con algún amigo o compañero de clase, acudían al abuelo para que este les aclarara, basándose en su vasta experiencia, cómo podían o no asimilar aquel asunto que tanto parecía marearlos, dado que este siempre se sacaba de la manga algún ejemplo más o menos original, y bastante similar al problema que tanto parecía inquietarlos.