El Alboroto es el nombre con el que la prensa de la época bautizó la revuelta protagonizada por la gente de La Yunta en 1869 para intentar evitar la toma de posesión por un cacique apodado Salinas de El Cortado. Se trataba de una finca de uso comunal de la que había sido desposeído el Ayuntamiento en virtud de la desamortización de Madoz, y que el Estado había sacado a subasta.
Sobre un mismo escenario se van desarrollando las cinco escenas en las que se divide la obra, a las que sirve de puente la voz en verso del segundo narrador.
Sus entrañables personajes, a través de unos ágiles diálogos, nos arrastran y nos hacen partícipes de sus emociones, que basculan de la sonrisa al llanto en un incesante vaivén.