Inés lleva varios días encerrada en su casa y está harta y aburrida, como la mayoría de españoles.
Una mañana, para combatir el tedio y el fastidio del confinamiento, escribe un relato corto. Lee lo que ha escrito y le gusta. Decide enviarlo a algunos familiares y amigos, tan hastiados como ella y ansiosos por rellenar las horas muertas y ociosas de la reclusión forzosa. Le piden más.
Vuelve a escribir otro relato al día siguiente y lo vuelve a enviar por WhatsApp a los mismos destinatarios. Recibe elogios y le piden que siga escribiendo y enviando más.
Así nació esta historia improvisada, nutrida de realidad y de ficción, que transcurre en una época penosa y en una España quebrada, empobrecida, traumatizada y hambrienta tras la guerra civil; entre el ambiente rural atrasado de un pueblo del sur y el de una ciudad industrial del norte que crece sin cesar y sin control, donde han ido llegando y se han ido asentando miles de personas en busca de una vida más digna y un mejor futuro que ofrecer a sus hijos.