Un hallazgo inesperado en un lugar imposible hace que Ricardo Torres, arqueólogo y antropólogo forense, y Ana María Alba, arqueóloga e historiadora, se vean inmersos en una sorprendente e inquietante historia. Durante unos días de niebla intensa, en un solitario y lúgubre local, al que ha sido llevado un sarcófago con dos cuerpos en su interior, deben realizar su trabajo en medio de la petición de silencio absoluto sobre lo que allí están haciendo. Es un enorme y desvencijado edificio en el que desde el primer momento tienen la perturbadora sensación de que alguien les vigila. Entre los distintos organismos que están detrás de que todo se mantenga en secreto, es el clero el más involucrado, y solo quieren saber la edad que tenía uno de los cadáveres en el momento de su muerte y la época en la que vivió, pues no concuerda lo que hay grabado en el sarcófago con lo que le rodeaba en el lugar en el que apareció: bajo unas ruinas del siglo XI en el barrio musulmán de Sinhaya, en el centro de la «Ciudad Blanca», la «Medina Albaida» de los musulmanes, hoy Zaragoza. Cuando los dos científicos averiguan parte de la historia que hay detrás del misterioso sarcófago y tratan de obtener información, se enfrentan a un muro de silencio. Ricardo y Ana van de sorpresa en sorpresa con lo que va surgiendo de allí. Lo más asombroso es una extraordinaria piedra verde que arrastra una historia milenaria. Pero el misterio radica en que, después de los siglos pasados desde que ocurrió esa historia que a ellos les parece apasionante, su desenlace todavía salpica en la actualidad a personas muy influyentes de la ciudad.