Amanda siempre soñó con poder vivir en una casa cerca del mar.
Amanecer oliendo el salitre, escuchar las olas al dormir y contemplar la magia de su inmensidad era su mayor sueño en la vida. Por ello, cuando aprobó las oposiciones de Magisterio y le adjudicaron su plaza fija de maestra de Educación Infantil en un pequeño pueblo de Málaga, llamado Chagarca, decidió comprarse una casa que se asemejase a la que ella siempre había imaginado.
Tras una intensa búsqueda, encontró la casa y, a pesar de que en un primer momento su precio no era asumible para ella, un giro inesperado hizo que pudiese adquirirla. Aquella mansión se convirtió en el proyecto de Amanda para aquel verano: decorarla, hacerle los retoques que necesitaba y ponerla a su gusto. Un gran plan con el que ella estaba segura de que disfrutaría a cada paso.
Cuando Amanda abrió por primera vez la puerta de su nueva residencia, le pareció tan increíble que quiso recorrer cada estancia para asegurarse de que era verdad. Y, al llegar al dormitorio principal, se encontró algo inesperado. A los pies de la cama principal había un antiguo baúl de madera, aparentemente tallado a mano. Al abrirlo, Amanda encontró un montón de libros de varios colores. Libros con solapas de cuero en tonos verdes y rojos. En un primer momento, lo cerró, pensando en hablar con su dueño y devolverlo. Sin embargo, la curiosidad hizo que tomase uno de aquellos libros escritos a mano y comenzase a leerlo. A partir de ese momento, la vida de Amanda cambiaría para siempre. Cada letra que leía, cada página que pasaba se transformaba en un cambio radical en su vida.
Unos diarios, una mansión, una herencia y una historia de amor…
Sin saber cómo ni por qué, de repente, se vio envuelta en una trama compleja y peligrosa que le cambiaría su vida para siempre.