El doctor Santos Melero, es un psiquiatra de gran prestigio. A su consulta acuden normalmente personas desahuciadas, con la esperanza de recobrar su estabilidad emocional.
A dicha consulta asisten desde hace años, dos amigas, que indistintamente han pasado por momentos críticos en sus vidas, por lo cual habían perdido, el ánimo y las ganas de vivir. Pero una tercera persona de buen corazón les facilita el camino hacia Santos Melero.
Cuando al fin consiguen la estabilidad emocional, deciden, de común acuerdo, ofrecer ayuda a cuantas mujeres se crucen en sus caminos, dentro de sus posibilidades, ya sea
moral o económico, que estén pasando por el calvario que ellas pasaron, sin medios económicos para hacerle frente.
Con esta máxima en mente, cuando acuden a las revisiones periódicas, permanecen atentas, y tratan de entablar conversación cuando lo consideran oportuno. Y encuentran el caldo de cultivo que buscaban, para de esa manera, agradecerle a la vida lo que ha hecho por ellas. Abren sus manos, sus corazones y las puertas de su casa a mujeres que lo necesitan, destrozadas emocional y psíquicamente. En ese sendero en el que empiezan a caminar, hallan todo tipo de desgracias y miserias humanas. A veces llegan a tiempo, en otras ocasiones les toca degustar el sabor amargo de la impotencia. Pero al fin, consiguen abrir un hueco por donde atacar al enemigo, y perpetrar su venganza.
Una ventana por donde entra un soplo de aire fresco, cuando logran crear: El Club de las Vengadoras