—La diosa Cantabria. Un hombre vulgar, al volver a oír ese nombre, recordó su visión, o sueño, o alucinación… o lo que fuera aquello que le sucedió una vez, cuando ella se le manifestó. El hispanista se interesó por el relato de aquel personaje extraño, que había sentido una profunda fascinación por «la Virgen de Garabandal», de Río Nansa, Cantabria, y le pidió que le contara historias de su tierra. Este le relató que aquella «excelsa señora», «la Virgen María», que vio en San Sebastián de Garabandal, le dijo que era la misma que había aparecido en la dadivosa Montaña de Tobas, en Tazarte. Ella le pidió que hiciera algo por su pueblo, porque, con la nueva democracia, los sujetos, payasos e histriones de la élite política serían la ruina de la clase media y los trabajadores, truncando el porvenir de los jóvenes.
—¿Qué me pides? —le preguntó él a la Gran Señora—. Yo no tengo cultura, ni poder, ni relaciones para hacer nada por mi país ni por mi pobre y triste barrio.
—Querer es poder. Tú tienes «el gran poder» de «no tener» —repuso ella.
—¡Joder! ¡Vaya poder!
—Lo tienes —insistió ella—. Tienes el poder de no tener miedo a nada ni a nadie, el poder de hablar y decir la verdad. Tienes el poder de escribir, aunque sea con faltas, mal y pronto, pero es el poder de dejar por escrito lo que piensas. Y, «diga la chusma lo que diga», escribe lo que sientes, sin miedo. Así que habla y escribe.
__Lo que te dijo la Diosa, de los gobernantes nefasto, se está cumpliendo. Los sinvergüenzas estan prevaleciendo en todo el mundo y cada vez hay más hambre, más emigración, por esa causa y más sufrimiento en la humanidad. __Así que habla y escribe como sepas : __le dijo el humanista.