Damien Blanc es un abogado guatemalteco especialista en derecho penal a quien contratan para ser el defensor en el caso más importante de este siglo en el país: el femicidio de Keila Martínez en las instalaciones de Farmaguat, la farmacéutica más grande de Centroamérica. Los indicios recabados sobre el hecho vinculan a Sebastián, gerente general, accionista de la empresa e hijo del dueño, don Luis Urruela. Se le endilgó la responsabilidad del hecho al determinarse que entre él y Keila hubo una relación sentimental de la cual ella resultó embarazada.
Mientras lleva la defensa, nuestro protagonista inicia un viaje plagado de revelaciones, pues progresivamente va descubriendo muchas cuestiones que ignoraba, como la realidad de las personas acaudaladas en extremo y los alcances que tienen. Entretanto, tiene la oportunidad de explorar con detenimiento los valores auténticos del ser humano, esto a través de una chica misteriosa que conoce mientras le ocurre aquello.
El bagaje empírico de su aventura en las más altas esferas de la sociedad, mezclado con los conocimientos en filosofía y enseñanzas en ciencias sociales proveídos por su nueva amiga, produce en aquel jurista una profunda incertidumbre, ello previo a dar las conclusiones del juicio que eventualmente se sigue contra de su cliente.
Surge su dilema, que es tan antiguo como actual: la eterna y trascendental lucha entre el bien y el mal. La decisión que debe tomar Damien sobre esta disyuntiva no solo inclinará el caso hacia uno de los dos lados posibles, sino que también será determinante para su vida y su misión en este mundo. El camino que escoja marcará su vida para siempre.
A esta sazón, existe un componente que termina de envolver aquella encrucijada: el abolengo especial de Damien, que descubre en medio de esta situación apremiante y sin retorno.