La Segunda República española se adelantó a su tiempo en un país atrasado y controlado por los terratenientes, la iglesia y los militares. Fue un sueño muy breve que prometía justicia para los desheredados y modernizar un país que tenía leyes de tiempos pasados, lejos de las sociedades europeas. Siempre he pensado que los poderes fácticos escribieron una página triste de nuestra historia y deseaba que los recuerdos de la nonagenaria María, hija de un jornalero, sirvieran para no olvidar a quienes lucharon por mantenerla viva.