Esta historia comienza en el año 1868 con una saga familiar. El abuelo Joaquín «El Negro», vecino pobre de Montefrío, hace un trato con un terrateniente local para ir a la guerra de Cuba en lugar de su hijo. A cambio de asegurar la vejez de sus padres muy ancianos, aparceros del señorito.
Ambas partes cumplen con el compromiso firmado, y Joaquín sobrevive a la guerra y echa raíces en Cuba como afamado domador de caballos, donde se casa con una mulata y tiene una hija que regresará a España, a reclamar la casa de sus abuelos según lo prometido por el terrateniente granadino.
Dolores, la exótica cubanita, recala en el Madrid de los años veinte, se sumerge en el mundo de las famosas cupletistas, siendo pupila de la Chelito y estrella de su espectáculo, al que acude asiduamente el rey Alfonso XIII. Consigue de este una concesión para el cultivo de tabaco en la península y la fabricación de una marca propia de puros en un negocio a medias con su amor,
el hijo de un tabaquero canario, con quien inicia una relación amorosa y comercial que se verá truncada por la epidemia de la gripe española, quedando viuda, sin derechos por no haberse casado legalmente y embarazada de su amado.
Dolores vuelve a Montefrío, a la tierra de sus abuelos, como jornalera en el campo, cría sola a su hijo. La deseada cupletista se convierte en una ruda mujer que lía tabaco y fuma. La apodan la «Pesta», porque apestaba a tabaco.
Ese hijo predestinado desde su nacimiento a ser juerguista y mujeriego, pronto se meterá en líos y problemas con la justicia en los inicios de la guerra civil española, encontrándose con la habitual disyuntiva de elegir entre la cárcel o el ejército, pasando por el cuerpo de Regulares en África, de ahí a la División Azul y a la batalla de Leningrado, donde es herido. Más tarde, vuelve a su tierra con la pretensión de que se le considere caballero mutilado, con derecho a una pensión que se le deniega y desencantado con el régimen al que critica y por lo que le apodan «La Emisora».
Un día toma la calle de en medio y se tira al monte, formando su propia cuadrilla de bandoleros, ganándose en poco tiempo la fama de duro, gallardo y mujeriego, moviéndose por las sierras de Loja y las provincias de Málaga y Granada, donde proliferan los maquis, en dura lucha con la Guardia Civil. Los gobernantes deciden poner fin a una resistencia inútil y al sueño de que los vencedores de la guerra europea volverían a rescatar España.
Guerrilleros, maquis o bandoleros. Historias de lucha y supervivencia en la sierra, de enfrentamientos, secuestros y muertes injustas, en una lucha que acaba en una casa sitiada por las fuerzas del orden y reventada por una pieza de artillería.
¡José María, tú te los buscaste, y entre todos te matamos!
El Hijo de la Pesta.