El hijo del cacique es una novela que abarca un largo periodo, desde finales del siglo XIX, con la Guerra de la Independencia de Cuba, hasta los años 60 del siglo XX. Narra historias de gente burguesa, emigrantes canarios que se hicieron ricos y hechos históricos de la Guerra Civil en Arucas. La novela comienza contando la historia de la joven pareja formada por Santiago y Olga, de San Andrés (Arucas, Gran Canaria) que, en 1908, se ve obligada a emigrar a Cuba, quedando su hija Purita de cuatro años al cuidado de doña Soledad, maestra de escuela y hermana de Olga. Destinada a Lanzarote, se lleva consigo a la pequeña, que educa y cuida como si fuese su propia hija. La niña nunca quiso vivir en Cuba con sus padres. Ellos venían a San Andrés todos los veranos, para verla y estar con su familia y vecinos. A los 18 años, Purita ―guapísima y con amplios conocimientos de secretariado e idiomas― se traslada a Gran Canaria en busca de trabajo. Pronto se emplea como auxiliar de oficina en el almacén de plátanos La Fuente, en Bañaderos, propiedad de don Juan Hernández Swaston, apodado el Cacique, que se enamora de ella. Después de muchas vicisitudes, Purita se casa con Ángel Luis, un joven chófer de la misma empresa, que la quiere con locura. Pasados los años y por avatares de la vida, Andrea, hija de estos, conoce a Juanba (Juan Bautista), hijo del Cacique. A partir de este momento, esta joven pareja pasará a ser la protagonista de la novela.