Aquí la autora da un mensaje muy claro: la clave para no llegar a que nuestra alma se convierta en un iceberg es perdonando, agradeciendo y amando. Aunque dividirá a personas que ya tienen el iceberg dentro con sangre congelada de las que aún no lo tienen.
Además, emprenderá un viaje y se adentrará contigo por los distintos sentimientos que hay por si habías olvidado alguno o no conocías de su existencia con todo el cariño que ella siempre muestra.