Son las últimas hojas con anotaciones de Mr. Grosdanvich. El hombre que ha vivido su vida según sus propias normas y que seguía haciéndolo. Ahora, presintiendo que algo terrible va a suceder, se sincera con Celia. Jamás le hubiera revelado lo que guarda en lo más profundo de su cerebro. En sus reflexiones resaltan los últimos pensamientos sobre la vida, la muerte, la eternidad, las creencias, la resurrección en el más allá del mundo que se conoce, ese es el dilema de todas las civilizaciones a lo largo de la historia del universo.
En la soledad del hospital, se le agolpan los recuerdos que su padre un día lejano le relató, estuvieron recorriendo la España destruida por una guerra cruel e insólita por causas de su profesión; suprimiendo a los enemigos que hacían lo posible por cambiar la dictadura. Ha sido testigo de la mayoría de sus relatos; amores perdidos, sueños, adioses, trágicos accidentes, venganzas. Los acontecimientos han rodado de forma distinta a sus deseos. Ojalá se parase el mundo —piensa a veces—. Pero cuando alguien a quien quieres muere, el mundo no se detiene.