Los hombres están preocupados por el llamado cambio climático y es natural porque en ello les va la vida, la supervivencia en el planeta tierra. Los animales y las plantas se dan cuenta de lo que está pasando, que también les afecta a ellos, ya que perecerán si no actúan ya. Deciden que una posible solución es marchar, emigrar hacia tierras donde haga más frío, sin saber lo que allí les espera.
En la primera parte de esta historia se trasladan hacia un incierto futuro; la segunda es el comenzar de una larga estancia, nuevamente, para poder sobrevivir; en la tercera, cuando las condiciones climáticas empiezan a mejorar, comienzan un incierto regreso hacia su antiguo hogar, donde la destrucción y la devastación por el calentamiento global ha sido brutal.
Esto no desanima a nuestros amigos los animales y las plantas y emprenden la reconstrucción. Y al igual que los
humanos, la infancia pasa, pero nunca se va.