El teniente Servando Gómez alcanzó la cumbre cuando, junto con sus
compañeros, vencieron la batalla del Alcázar de Toledo. Fue un tiempo
de gloria, fama, honor y popularidad, hasta que volvió a tierras extremeñas.
A partir de esos instantes, comenzó su decadencia. Algo le cambió
para siempre y ya no fue el mismo, apenas lo notó, pero sus familiares
sufrieron sus desmanes. El abismo se le presentó de improviso y no tuvo
el valor de afrontar la realidad, en sus sueños aparecen fantasmas que no
le dejan vivir en paz.
La vida de Ambrosio fue como la obra de un mago, sus aventuras y desventuras
le ocasionaron sinsabores. Un día relata cómo fue realmente la
existencia de Damián y se preguntó si no podía haber encontrado otra
forma de vida. Ahora sirve a un mercenario venido a menos. El pasado
nunca vuelve, fue su conclusión. Jamás se repuso de lo que había hecho.
Quiso ser militar, soldado de élite, conocer países exóticos, lejanos, desconocidos,
sus deseos se cumplieron, y, para ello, debió pagar un alto precio.
La carrera del soldado es corta cuando no se tiene fortuna en lo que hace,
el futuro es incierto y oscuro. ¿Alguna vez imaginó cómo sería su comportamiento
después del retiro forzoso? Probablemente no. El porvenir no
está en los libros, está en lo que has sembrado anteriormente.