Giacomo, un niño de cinco años, comienza su particular viaje iniciático en busca del mar; sus padres lo llevarán a verlo por primera vez. Durante la travesía, se pondrá de manifiesto lo especial de su carácter. Pero el devenir del viaje estará marcado por el hecho que sucede justo al llegar al mar, y que alterará todos los planes. Comienza entonces la singular odisea de los padres junto con el ficticio juego del niño, ambos encaminados a la consecución del bienestar de todos y cada uno de ellos.
Un doble e inesperado final tendrá lugar, y del que será responsable en buena medida todo un amigo; devolviendo con ello a los protagonistas parte de la felicidad evaporada por el camino.
El trasfondo filosófico, religioso y psicológico es importante, adornado de un simbolismo mistérico llamativo. A pesar de los altibajos generados en determinados momentos, de forma simple y mediante diálogos muy llanos, se consigue alcanzar un equilibrio en la estética buscada, salpicada en ocasiones con graciosas anécdotas.