El Libro de los Espacios Vacíos es una ficción realista acerca de la dificultad e imposibilidad de la comunicación escrita y de la repetitividad de la obra literaria, en definitiva, trata de los escritores del no.
En El Libro de los Espacios Vacíos se busca la atención no de los no escritores sino de los escritores del no, que son escritores que han desfallecido ante el temblor de la literatura y han dejado de escribir. Escritores de brazos caídos que buscan el vacío en sus páginas principales.
Es un libro que continúa la tradición que creó Herman Melville con su personaje Bartleby, el escribiente, el cual no escribía.
Las situaciones y personajes que aparecen en su texto son reflejos de incomunicación de un modo u otro. Al final, siempre brilla la imposibilidad del lenguaje como método para el entendimiento.
El libro está escrito, deliberadamente, con un estilo rupturista. El autor ha intentado que la comunicación con el lector, en ocasiones, se pierda en párrafos llenos de exabruptos y sin sentido así como la creación de personajes fuera de lo común para expresar una simbología de intenso desencuentro. Un libro divertido y radical donde triunfa la poesía.