Un grupo de personajes distantes en el tiempo y el espacio, pero aparentemente unidos por un vínculo que exigirá el máximo a cada uno de ellos, incluso la vida si fuese necesario. Comprometidos con una causa común manuscrita torpemente sobre unas hojillas de pergamino, se verán abocados a preservar ese legado, tan sagrado como incoherente, mientras son incapaces de calcular la trascendencia del papel que les ha reservado la historia. Y un secreto atesorado bajo una mole de piedra, con propiedades que solamente conocen los Hermanos de la Orden de Caballeros Custodios; invisibles en apariencia, trascendiendo a través de los tiempos, moviéndose sigilosamente entre nosotros y dispuestos a traspasar los límites de la ley, una ley que día tras día pone en peligro la misión para la que han sido consagrados. Pero ninguno de los protagonistas de este relato conoce por completo todas las claves que encierra el Manuscrito del Nilo, y tampoco
imaginan la relación que este pueda llegar a guardar con el singular descubrimiento de Las lágrimas de Dios.