Según el escritor chileno, Carlos Valenzuela Solís de Ovando (1927-2007), los Recoletos Franciscanos, obstinados por atraerse la protección celestial, decidieron traerse a su iglesia la milagrosa Imagen de la Virgen de la Cabeza, en el año 1633, Imagen que se veneraba en España en un remoto Santuario de Sierra Morena, en la jurisdicción de Andújar, desde el año 1227. La Virgen partió de España y, tras cruzar los mares, llegó a Chile.
El negrito Hipólito, esclavo ya liberado, fue enviado al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, junto a una corona de oro y piedras preciosas, desde Nueva España, por el andujareño don Juan Álvarez Serrano, Oidor de la Audiencia de México en 1624 y nombrado Caballero de la Orden de Calatrava.
El principal protagonista de esta trilogía, Francisco Pérez de Valenzuela y López, nació en Andújar en 1528, llegó a ser Mayordomo de la Catedral de Santiago y Alcalde de la ciudad de Valdivia (Chile). Años más tarde encontró la muerte, junto a sus dos hijos, lanceado por los mapuches la noche del 24 de noviembre de 1599.