Jean-Marie se traslada a la casona familiar de su infancia, entre Vernon y Giverny, el pueblo donde pintaba Monet, para darle el último retoque al enésimo ensayo sobre Roland Barthes. En ella convivirá con su querida prima Aline y la pareja y marchante de ella, Soledad. Entre tanto, su esposa Lena y la amante de ambos, Xènia, emprenden un largo viaje por Oriente mientras Jean-Marie concluye la obra. Su venida a Vernon y su peculiar relación amorosa va poniendo al descubierto las liaisons particulares de sus amigos, todas intuidas, pero llevadas con discreción y ocultamiento en su mundo pequeño burgués. También la suya propia, a la vuelta de Xènia y Lena de su viaje. Veinte años después de esta estancia, a punto de jubilarse de profesor universitario, una llamada telefónica trastocará su plácida existencia.