¿Quién está calificado para formular un juicio certero sobre nuestra época? Yo me pregunto hasta dónde abarca en esta era la contemporaneidad. Me pregunto si hay claridad alrededor de esta; si hay precisión y contraste. Eso es lo que me viene a la mente mientras crece en mí la visión de un juego de puertas batientes que muestran fragmentos de la realidad. En esta acción de un vaivén monótono, las puertas al batirse dejan ver imágenes siempre distintas de una realidad que surge y des-aparece alrededor del eje donde giran los goznes que les proporcionan sostén: ¿es esta la metáfora del fin del viaje desde una turbación del juicio que tiene antecedentes que lo justifican…?
A ratos he tenido la impresión de estar en el centro de un enorme remolino. O, mejor, me he pensado como una estaca firmemente anclada, alrededor de la cual desfilaba la gente. Me exponía ahí, estático ante un río de cosas alejándose por el caudal, desapareciendo lenta pero inexorablemente de la vista en el horizonte de las posibilidades…
¿Qué nombre podemos dar a esta movilización general? ¿Adónde nos conduce? Si vivo con una aguda consciencia de aislamiento interior es porque constato que, como individuos, vivimos recluidos en compartimentos desde los cuales contemplamos la vida mientras aguardamos la muerte; compartimentos aislantes, que son los espacios donde trans-curren las vidas colmadas de susurros; ninguna conversación parece trascender al conjunto de palabras que pasan volando y desaparecen sin dejar huella. Compartimentos estancos…