El presidio del Canal de Isabel II surge en un momento en el que el abastecimiento de agua en Madrid se había convertido en un problema de primer orden para la capital. Esta obra refleja el colosal, penoso y arriesgado trabajo que tuvieron que realizar una ingente cantidad de presidiarios para construir la presa del Pontón de la Oliva, a través de la cual los madrileños pudieran disponer del ansiado recurso que representaba el agua a mediados del siglo XIX. Decenas de miles de personas se vieron beneficiadas gracias al trabajo de los hombres que cumplieron condena en este presidio, por lo que este libro es el mínimo homenaje que se les debe rendir, con el fin de que su esfuerzo, muchas veces pagado con el coste de sus propias vidas como consecuencia de este faraónico proyecto, no caiga nunca en el olvido. La obra hidráulica en la que faenaron durante años no tuvo parangón en aquel momento en España, constituyendo incluso un referente a nivel internacional.