“Los romanos comenzaron por dividir sus primeras posesiones peninsulares en dos Hispanias, (como también después pluralizaron Las Galias), regidas por dos pretores diversos, y durante las largas guerras de conquista, que se prolongaron por dos siglos, ahondaron las divisiones de los naturales y cortaron el curso de la civilización indígena, sustituyendo ésta por la de tipo superior heleno-latina”.
“Esta evolución ocupó aquellos dos siglos, que dijimos, llenos de guerras, los siglos II y I antes de Jesucristo. Al comienzo, las guerras nacionales por la independencia, en las que los íberos son vencidos, a pesar de los increíbles éxitos de Numancia y de Viriato; después, la guerra dirigida por un romano, Sertorio, en que Hispania, ya como provincia, pretende con las espadas ibéricas dirigir los destinos de Roma; en seguida la guerra civil entre César y Pompeyo,hecha en gran parte sobre el suelo de España; por último, las campañas de César y de Augusto para someter a los últimos pueblos independientes del Noroeste, los galaicos, astures y cántabros. Al fin el imperio sustituye a la república; la pax augusta se extiende sobre el mundo y la Hispania, repartida en tres provincias, comienza a vivir tranquilamente dentro del orden romano”.
Menéndez Pidal